martes, 14 de junio de 2016

LAS HABILIDADES SOCIALES DESDE LA ORIENTACIÓN DE LA CONDUCTA

HABILIDADES SOCIALES
     Relacionarse: infinitivo presente del verbo “relacionar” que nos indica el hecho de mantener un trato con alguien o algo. Es esta una acción que está presente en el día a día de todos los seres vivos. Así pues, entre animales, plantas, bacterias…existen relaciones diversas con diferentes objetivos que nos llevan a analizar la importancia de mantener ese contacto, aun cuando no exista un razonamiento al respecto. Sin embargo, los seres humanos tenemos la valiosa capacidad de razonar y comprender la importancia de relacionarnos con otros, pero, no siempre lo hacemos de manera efectiva.
     Para relacionarnos de manera efectiva con las personas que nos rodea, existe un repertorio de conductas, que en esencia forman las llamadas habilidades sociales, las cuales, de acuerdo con Ramírez (2013) “son aquellas acciones, pensamientos, emociones que nos permiten relacionarnos de forma sana con otras personas, expresar opiniones personales, pedir ayuda, decir que no en un plano directo y respetuoso”. Es decir, que dichas conductas nos orientan a ser sujetos capaces de mantener relaciones interpersonales nutritivas y eficaces, y nos permiten el libre ejercicio de nuestros derechos, en plena conciencia de que debemos respetar los pensamientos, ideas y creencias de los demás.
     En este sentido, Ramírez (2013) señala que las habilidades sociales pueden representar una fuente de satisfacción o malestar, pues, un buen manejo de las mismas nos puede conducir a relacionarnos con éxito y alcanzar metas en diferentes ámbitos de nuestra vida. Si por el contrario, poseemos un manejo inadecuado de las habilidades sociales tendremos mayor tendencia a sufrir mayores procesos depresivos y ansiosos al no poder controlar este aspecto tan importante en la vida.
     Según Caballo (1986), «la conducta socialmente habilidosa es ese conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás y que, generalmente, resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas».
      Es decir, una persona socialmente hábil manifestará conductas asertivas, por tanto conoce y ejerce sus derechos respetando los derechos de las demás personas. Esto está estrechamente relacionado con la autoestima, la empatía y la inteligencia emocional.
     En este orden de ideas se puede inferir que las habilidades sociales están relacionadas con el funcionamiento cognitivo; asì como los procesos madurativos de las personas. Es por ello que Goldstein las ha distribuido en 6 grupos de habilidades. El primer grupo está referido a las primeras habilidades sociales, las cuales son conductas básicas que generalmente se consolidan las primeras competencias sociales que se requieren para adaptarse al medio. Se adquieren durante los primeros años de vida. El segundo lugar corresponde a las habilidades sociales avanzadas que vas desde pedir ayuda hasta convencer  los demás sobre la certeza de nuestros argumentos. El tercer grupo está relacionado con el manejo y control sobre los sentimientos, que inician desde el reconocimiento de los sentimientos propios y la comprensión de los sentimientos de los demás.
     El cuarto grupo es el que corresponde a las alternativas a la agresión que se refiere a las conductas que deben asumirse ante una situación de violencia o agresión de terceras personas. Son actitudes de resguardo ante el peligro.  El quinto grupo se refiere a las conductas requeridas para hacer frente al estrés que van desde como formular una queja hasta cómo enfrentarse a la presión de un grupo determinado. El sexto y últimos además, corresponde con las habilidades de planificación que abarca desde la toma de decisiones hasta como concentrarse en una tarea, a fin de culminarla.    
     Este conjunto de habilidades, dependerán también de factores como el tipo de crianza, los aspectos familiares en general, las interacciones personales con compañeros, amigos y familia. Una persona con una base familiar débil, poco nutritiva, generalmente presentara déficits en sus habilidades sociales, los cuales según Peñafiel y Serrano (Sf) “tienen como principal consecuencia la manifestación de una serie de comportamientos anómalos, que se pueden englobar en dos categorías: comportamientos agresivos o violentos y comportamientos pasivos o de inhibición”. Es decir, que estos déficits nos llevan a emitir conductas  no operativas y que interfieren en el desarrollo óptimo de la persona.
     Estos déficit pueden ser intervenidos en la consulta de Orientación de la Conducta a través de las técnicas del condicionamiento clásico, las cuales son definidas por Peñafiel y Serrano (Sf) como “todas aquellas técnicas de modificación de conducta basadas en que los estímulos provocan respuestas automáticas”. Algunas de las técnicas que bajo este enfoque se pueden aplicar se encuentra la asociación de estímulos y la conducta refleja: si un estímulo que provoca una conducta, lo asociamos con otro estímulo cualquiera, cuando se produzca este, también se seguirá aquella conducta o una muy parecida.
     De igual modo se puede aplicar la desensibilización sistemática: si un estímulo que provoca ansiedad lo apareamos con una conducta que sea incompatible con la ansiedad, esta disminuirá hasta llegar a desaparecer cuando aparezca aquel.
     De igual manera se pueden aplicar algunas técnicas del condicionamiento operante tales como el reforzamiento y la extinción.
     Otra alternativa para aumentar las habilidades sociales son las técnicas de asertividad, dentro de las cuales se pueden citar:
-        Técnica del acuerdo asertivo: consiste en responder a la crítica admitiendo que se ha cometido un error, pero separándolo del hecho de ser una buena o mala persona.
-        Técnica del disco rayado: consiste en repetir nuestro punto de vista con tranquilidad y sin hacer caso omiso a las veces que sea necesario repetirlo ante las intervenciones de la otra persona.
-        Ofrecer alternativas: se utiliza cuando queremos decir que no a un ofrecimiento. Consiste en proponer algo positivo, que guste a la gente.
-        Técnica de ignorar: consiste en ignorar la razón por la que el interlocutor parece estar enfadado y aplazar la discusión hasta que este se haya calmado.
-        Técnica de la pregunta asertiva: consiste en incitar a la crítica para obtener información que podrá utilizar en su argumentación.
-         Técnica para procesar el cambio: se basa en desplazar el foco de la discusión hacia el análisis de lo que ocurre entre uno mismo y el interlocutor, dejando aparte el tema de la misma.
     Es importante tomar en cuenta que el desarrollo de nuestras habilidades sociales tendrán un impacto positivo en nuestra vida. De ello depende que seamos adultos operativos y felices. Sin embargo, las técnicas a utilizar para potenciar estas competencias, dependerán de las características individuales de las personas, y de la disposición a mejorar este aspecto de su vida. En este sentido, el Orientador de la Conducta podrá brindar un abanico de opciones a fin de lograr mejoras significativas en las relaciones interpersonales de los consultantes, y por ende, en su calidad de vida.



FUENTES


No hay comentarios:

Publicar un comentario