martes, 14 de junio de 2016

LA ASERTIVIDAD

LA ASERTIVIDAD
El ser humano como unidad biopsicosocial, se encuentra inmerso en un universo de posibilidades e interacciones que le permiten evolucionar y adaptarse a las diferentes situaciones que se le presenten. Así, pues , la necesidad de interrelacionarnos se va supliendo en la medida en la que nos incorporamos en los diferentes espacios: en nuestro hogar, en las reuniones o encuentros sociales, en el trabajo, en las instituciones educativas, etc.
Sin embargo, en muchas oportunidades estas interacciones no son del todo efectivas. Esto debido al poco manejo que tienen algunas personas sobre sus habilidades sociales, las cuales, de acuerdo con lo expuesto por Caballo “es un conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación inmediata, respetando esas conductas en los demás” (pág. 556)

Un aspecto importante que se encuentra implícito dentro de las habilidades sociales es la asertividad, la cual es definida como “la habilidad para expresar emociones y pensamientos, facilitando actuar en pro de los mejores intereses y derechos, sin infringir o negar los de los demás” (Gil´Adí, 2000:22). Esta definición coincide con la de otros autores, que enfocan el ser asertivo como una aproximación al reconocimiento de los derechos propios, respetando el derecho de las demás personas; además de calificarla como una habilidad; lo cual nos lleva a inferir que esta capacidad puede desarrollarse en la medida en la que nos vamos relacionando dentro de la sociedad.
De acuerdo con los planteamientos anteriores, se puede partir de la interrogante: ¿qué significa ser asertivo?. De acuerdo con lo expuesto por Riso, (2002), una persona es asertiva “cuando tiene la capacidad de defender los derechos, expresar desacuerdos y sentimientos negativos sin dejarse manipular, como hace el pasivo, y sin manipular ni violar los derechos de los demás, como hace el agresivo”. En este orden de ideas se puede afirmar que cuando se es asertivo, se respetan los puntos de vista de las otras personas sin dejar a un lado el criterio propio. De igual modo, la persona asertiva maneja las herramientas personales necesarias para dar respuestas efectivas ante las demandas del entorno.
  
La asertividad, representa además un estilo de comunicación y es el punto medio entre dos estilos: el estilo pasivo y el agresivo; en tanto nos permite expresarnos sin violentar las ideas de las demás personas. Es en si, el punto de equilibrio entre dos formas de comunicarse que no son operativas para desenvolvernos como sujetos socialmente hábiles.

De igual manera, como modelo de interrelación personal, la asertividad consiste en conocer y defender los derechos propios respetando el espacio de los demás (Caballo 2002).

Es importante señalar que la asertividad está vinculada con la inteligencia emocional, la cual es definida por Goleman como “la forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental”. Es decir, que para hablar de asertividad debe haber un proceso de autoconocimiento, dominio y manejo de las emociones y pertinencia n la manifestación de las mismas. Esto nos convierte en personas objetivas y nos permite evitar conflictos innecesarios.

De igual manera, la asertividad se inserta dentro de otros tipos de inteligencia como la interpersonal y la intrapersonal. La primera está referida al reconocimiento de los otros como sujetos de derechos, sus emociones y actitudes y la forma en la que respondemos ante ello. La segunda está referida al autoconocimiento y al dominio propio. En ambos casos, la posibilidad de desarrollar relaciones interpersonales efectivas es alta.

Sin embargo, es importante señalar que la asertividad es una habilidad que puede ser ejercida por una persona dependiendo de sus valores, creencias y sobre todo de la crianza que haya recibido. En el caso de las personas reprimidas o maltratadas durante la infancia, el ejercicio de la asertividad se hace difícil, pues tienden a adoptar actitudes muy pasivas o altamente agresivas ante las situaciones o personas. Esto trae consecuencias adversas para la persona, tales como desvalorización de los propios sentimientos, falta de confianza en si mismo, sentimientos de ser incomprendido, manipulado, sentimientos de culpa, ansiedad, depresión y baja autoestima, estallidos de molestia o ira incontrolada por aguante de situaciones no resueltas e inexistencia de relaciones sociales cálidas (Abrines, 2015).

En este sentido, se puede referir que la ausencia de asertividad nos puede llevar a adoptar conductas actitudes inadecuadas que nos conducen a comportamientos no operativos, y, por tanto interfieren en nuestro desenvolvimiento social y en nuestra adaptación en los diferentes medios.
Por ello es necesario desarrollar actitudes asertivas que nos permitan desempeñarnos como personas operativas, socialmente hábiles. Para ello se plantean algunas técnicas que pueden ayudarnos a desarrollar actitudes asertivas tales como: tener un buen concepto de sí mismo, planificar los mensajes que se pretenden transmitir a los demás; ser educado, guardar las
disculpas para cuando sean necesarias; evitar arrinconar a los demás; nunca recurrir a las amenazas y aceptar la derrota cuando sea necesario.

Cabe destacar que ser asertivo implica también tener pertinencia entre lo que se dice y lo que se hace; es decir, que debe existir correspondencia entre lo que expresamos verbalmente y lo que decimos a través de nuestros gestos. Esto se traduce en una conducta operativa que nos permitirá adecuarnos a la interacción con otras personas. Además, el ser asertivo nos convierte en sujetos tolerantes y equilibrados, capaces de respetar a los otros y con potestad para exigir respeto.

Como futuros Orientadores de la Conducta, debemos manejar técnicas y herramientas para ser asertivos nosotros mismos, y, a la vez, brindar a los consultantes los mecanismos necesarios para que puedan lograr el desarrollo de una conducta asertiva. Para ello podemos utilizar los enfoques de criterio de normalidad, toma de decisiones y objetivos y metas. Sin embargo, se debe comenzar por determinar la base de la conducta poco asertiva a fin de tratar la raíz del problema y conducir al consultante al ejercicio pleno de su personalidad bajo los criterios asertivos necesarios para ser un sujeto operativo.

Fuentes
https://rodas5.us.es/file/8e71edf4-310f-85d3-f039-d6dfd4980301/1/comunicacion_SCORM.zip/page_24.htm
http://servicios.aragon.es/redo_docs/guias_ol/docs/factores_favorecen_casertiva.pdf
https://psicologiaymente.net/inteligencia/teoria-inteligencias-multiples-gardner
https://sobretodolavida.com/2013/07/03/la-inteligencia-emocional-segun-goleman

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